Cuando llega diciembre, la navidad se respira, lo ocupa todo. Muchos de los proyectos y tareas educativas giran a su alrededor y luego, cuando el alumno sale del entorno escolar, se sigue encontrando con ella en las calles, en la televisión, en internet... Un despliegue festivo desbordado de brillos y colores que llega a perderse en su propia desmesura hasta llegar a desvirtuarse.
Y aunque en este mundo cada vez más globalizado ya nada resulta del todo extraño, es nuestra labor como docentes ofrecer a nuestros alumnos extranjeros una visión lo más clara posible de en qué consiste la navidad en España, de qué elementos utilizamos para celebrar las mismas situaciones personales, familiares y sociales que a buen seguro celebran ellos en sus países de origen con otros códigos. Es decir, ofrecer a nuestros alumnos extranjeros la oportunidad de encontrar las correspondencias necesarias para favorecer su integración en una sociedad que, al fin y al cabo tal vez no sea tan ajena a la suya como les pudiera parecer en un principio.
Para ello es importante no caer en pedagogía religiosa (muchos alumnos, sobre todo árabes, vienen bien advertidos en contra de un posible adoctrinamiento por nuestra parte, lo que conlleva un rechazo a aprender algo que haga peligrar sus propias creencias), nada más lejos de nuestra intención. ¿Y cómo lo hacemos? No es difícil. Tenemos tantas oportunidades de partir de lo anecdótico, de lo concreto, de la parafernalia, que sería un desperdicio no hacerlo.
Y partiendo de ellas, hay tantas posibilidades: trabajar las destrezas orales y escritas a través de las artes plásticas y la motricidad; o para ahondar en las relaciones interpersonales; o para despertar la conciencia crítica sobre el consumo y las desigualdades sociales en los más competentes o, como no, incluso para llegar al trasfondo religioso. Pero seamos cuidadosos, únicamente como mera información adicional, que cuando no les sea novedosa, les permitan reajustar algunos conocimientos equivocados o mal adquiridos sobre nuestra cultura si fuera el caso. Incluso en aquellos alumnos más mayores, cabe la posibilidad de que ellos mismos los relacionen con sus conocimientos sobre las raíces de su propia religión.
La edad y madurez de nuestros alumnos manda.
Nuestra compañera Sonia, encontró un material de nivel A1, en la web todoele.net, de Silvia Campos Marxuach, que nos encanta, porque se ajusta plenamente a esta visión, mostrando de una manera muy simple y concreta los aspectos más tradicionales de nuestra cultura que nos definen, y por eso queremos compartirlo con vosotros. Pincha la imagen.
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